20 de agosto de 2010

AEROPUERTOS



No había vuelto a pisar un aeropuerto desde aquella vez, cuando bajé a los campamentos saharauis en Tindouf, en Argelia: 20 de febrero de 2010.

Fue aquella la primera ocasión en que pisaba la T4 de Barajas: me pareció bestial. Desde los mostradores de Air Argelie a la puerta de embarque se tarda 20 minutos en metro.
Casi dos horas mas tarde aterricé en el Aeropuerto Internacional Houari Boumediene de Argel.
Los vestíbulos de los aeropuertos, esos espacios abiertos tan enormes consiguen hacerme sentir perdida.

Esta sensación tan incómoda y molesta dura hasta que consigo dar con el mostrador, poner en regla mi billete eléctrónico y facturar las maletas. Luego sé que dispongo de más de media hora para recorrelo y comprar alguna revista y una botella de agua. En aquella ocasión tomé el primero de muchos tés que irian llegando durante aquelos quince dias.

Me consuelo pensando que al menos en esta ocasión en el Aeropuerto de Sevilla, los carteles no están en árabe.

1 comentario:

  1. Si es cierto. A mi me sucede igual. Esos espacios tan grandes, abiertos y ese ir y venir de la gente que parece que llevara allí toda la vida, es algo que envidio aunque ve tu a saber si estan en la misma situación que tu.

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