He contado diez dias. Los he contado con los diez dedos de mis manos teñidas aún de su henna: no quiero olvidarles por eso la llevo como marcada a fuego.
Smara me pareció en esta ocasión mas fresca, mas luminosa y además engalanada por los festejos de la celebración de su fiesta nacional. Fueron los primeros, dias de festival, de desfiles y conciertos. De encuentros con amigos del año pasado, Enrique y María del Programa Sáhara habla Español que vinieron desde El 27, Ahmed Mohamed Fadel "el Rubio" que se acercó hasta la casa a saludarme y tuvimos largas y entrañables conversaciones alrededor de un delicioso té y hablamos de Galeano y Kavafis de Serrat y Lorca de sorolla y ...Ulises!
Luego llegó y pasó la Maratón por el Sáhara: qué tremendo esfuerzo, qué calor.
Con pancartas confeccionadas en absoluto secreto la noche anterior, dimos la bienvenida en árabe y en español a Clara y Roge y a Remedios una mujer valiente y emprendedora de Zafra, que en este viaje me acompañó.
En la mejor de las compañias, con Laroussi y Ahmed -el arquitecto que el año pasado nos llevó a las dunas en su taxi y en el que aún conserva una acuarela dedicada por mi, desvencijada eso si por aquel terrible clima- me perdí entre un mar de jaimas blancas y negras en las que se mostraban todos los oficios de estos sabios hombres y mujeres del desierto: sus plantas medicinales, sus telares y confección de alfombras y jaimas, sus ritos de difuntos, de bodas... una improvisada escuela donde un anciano maestro de barbas blancas enseñaba "Los Versos de la Madera" , allí encontré la jaima dónde las mujeres mecían la leche, obtenían mantequilla y esta la conservaban en pieles de cabritos ...y portodas partes siempre sonrisas de niños pidiendo caramelos.
Smara vibraba así esos primeros dias.
Y allí en medio del gentío, de las jaimas y bajo aquel sol estaba nuestro Bubi con la mejor de sus sonrisas pero "cojo" de estanterias: me vine y aún no las habian colocado.
Sin embargo para aliviar su pena y después de una lectura con Daryalha los niños lo llenaron de Arcoiris mientras otros lo decoraban con soles, nubes, lunas, rayos y truenos, vientos y palmeras inclinadas...
Memona lo sacó de su chistera y pudimos contar de nuevo con la participación del Conejito Blanco en el kamisaway.
Ah! y extrenamos el NIDO desplegando una alfombra voladora en el suelo a la que subimos hasta que cayó la noche y nos envolvimos en ella y salimos cantantdo, salimos soñando.
Conocí a Bachir, nos conocimos por fin!
Encontré a Hamida.
Y creo que a toda la familia bubishera de Smara.
El broche final fue el entrañable encuentro con Gonzalo en el aeropuerto de Tindouf: él entusiasta, vitalista y exuberante...yo alegre pero molida, oliento a desierto y arena a calor y a camellos a henna y a thé
Ahora ya cierro estos diez dedos y aprieto las manos: guardo la emoción de diez dias intensos e inolvidables.
Como siempre.
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